domingo, 26 de junio de 2011

1º (.G)


Se despertó con olor a café y pan tostado. La cama estaba revuelta y las sabanas habían volado, como la ropa, por toda la habitación. El Sol, perezoso entraba por la cortina e iluminaba la escena. De la cocina seguía viniendo olor a desayuno, ruido de platos y de un pequeño chisporroteo. Una botella de ron a medio a beber estaba sobre la mesa, junto con un cenicero y un boli con el que él había escrito de su cadera a su muslo: "Puedo escribir los versos mas "bellos" esta noche".
Se sentó en la cama y se vio en el espejo. Despeinada, solo con una sábana tapándola. Pero se sentía hermosa. Colocándose el pelo, sonrió a su reflejo y, contenta (Y algo sorprendida) recordó como había acabado en aquella cama...
Oyó entre el ruido un "te invito a desayunar" en el oído. Se giró y solo con una sonrisa sin decir nada, aceptó. Lo siguiente fue el nerviosismo, la respiración agitada, una canción de sabina cantada a medias a medias de cantar, interrumpida por unos zapatos con demasiado tacón para correr, por un beso rápido, apenas un roce, tímido y casi colorado... Las calles desaparecían bajo sus pies y las escaleras se subían como si les fuera la vida en ello. Las llaves tardaban demasiado en abrir la puerta como para no empezar a comerse en el portal. Y lo siguiente, la ropa al suelo, las manos recorriendo los cuerpos hambrientas, besos capaces de quemar, la necesidad animal de buscarse y acercarse más...más.
El ruido de pasos en el pasillo la hizo volver. Se oyó un click y la canción dejada a medias empezó a sonar. Se rió, se tumbó en la cama y jugó a hacerse la dormida mientras los labios de él bajaban por su columna.

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